Los vuelos privados despegan en popularidad

Dicen que el viaje es la mitad de la diversión. Pero si has estado atrapado en una cola de control de seguridad durante horas o has estado hacinado en una clase turista, es posible que no estés de acuerdo. ¡Pero no te preocupes! Hay una solución que, aunque no está al alcance de todos, está ganando terreno: los vuelos privados. Acompáñame a descubrir un poco más sobre este mundo de lujo, comodidad y, ¿por qué no? Algo de ostentación.

1. Un poco de historia para romper el hielo.

Hace unas décadas, volar en privado era cosa de magnates del petróleo y estrellas de rock. Imagina a los Beatles bajando de su jet o a un magnate cerrando un trato a 10.000 pies de altura. Pues bien, aunque sigue siendo un lujo, el acceso a estos vuelos ha ido, poco a poco, democratizándose. No me malinterpretes, sigue sin ser una ganga, pero ahora hay más opciones y facilidades para aquellos que pueden permitírselo.

vuelos privados

2. Pero, ¿Qué lleva a alguien a elegir un vuelo privado?

Más allá de la comodidad y el lujo, hay razones prácticas. ¿Reuniones de última hora en diferentes ciudades? Un vuelo privado puede adaptarse a tus horarios y no al revés. ¿Necesitas discreción? Aquí la tienes. Además, en muchos casos, te ahorras las largas esperas en aeropuertos y controles.

3. El aspecto verde.

Ahora, claro está, un jet privado no es precisamente ecológico. Sin embargo, la industria está tomando cartas en el asunto. Se están desarrollando jets más eficientes y sostenibles. Algunas empresas, incluso, están optando por compensaciones de carbono. Es una tendencia a seguir, sin duda.

4. El impacto de la tecnología.

Las apps y plataformas digitales han revolucionado este sector. Ya no es necesario ser dueño de un jet. Con un par de clics puedes alquilar uno por horas o días. Como el BlaBlaCar del aire, pero con champán y caviar. Esta «uberización» de los vuelos privados ha sido clave para que más gente pueda acceder a ellos.

5. Con la pandemia, un giro inesperado.

El Covid-19, ese invitado no deseado que nos cambió la vida, también dejó su huella en los vuelos privados. ¿Por qué? Pues, por seguridad. Muchos que podían permitírselo optaron por esta opción para reducir contactos y exposiciones. Aunque puede sonar paradójico, estos vuelos se convirtieron en una especie de burbuja sanitaria.

6. ¿Y la pasta?

Vamos al grano. Volar en privado no es barato. Pero con la aparición de más operadores, los precios se están volviendo algo más competitivos. También hay opciones como el «jet sharing», donde varios pasajeros comparten los gastos de un vuelo. Así que, aunque tu bolsillo lo note, ya no tienes que ser multimillonario para darte este capricho de vez en cuando.

7. Para finalizar, hablemos de futuro.

Como todo en la vida, los vuelos privados también están evolucionando. Ya se habla de jets eléctricos, vuelos de bajo costo en cápsulas pequeñas e incluso viajes espaciales privados. El cielo, o mejor dicho, el espacio, es el límite.

Si alguna vez tienes la oportunidad (y el dinero) de probar un vuelo privado, ¡hazlo! Será una experiencia inolvidable. Y si no, siempre nos quedará soñar y, quién sabe, quizás en el futuro estos vuelos sean tan comunes como pedir un taxi.